Comenzada un poco después de la de Belén, en 1760, se concluyó, como esta, en 1763.
Se conjugan la decoración mural al temple con grandes óleos diseñados en exprofeso, el relieve de estuco policromado, las proporciones arquitectónicas, todo para asentar el misterio fundamental del dogma católico: la muerte y la resurrección del señor.
En los intradós está de la portada hay una imagen de una triple escena con Cristo, Dimas Gestas en sus cruces, acompañados de la Virgen María y Juan, a la izquierda, y la colocación del cuerpo de Jesús en el sepulcro, a la derecha. En medio se ve un acróstico compuesto sobre la frase Ora Pro nobis, virgo dolorosa.
La techumbre, está decorada por dos rosetones y cuatro conchas en relieve, cuyos temas incluye las virtudes teologales y cardinales, los cuatro evangelistas, los cuatro padres de la Iglesia latina y gran cantidad de ángeles y querubines. Los rosetones tienen siete pétalos y un pinjante en el centro. En cada pétalo está representado un angelito con una palma. Los evangelistas se encuentran en cada esquina de la parte horizontal de la techumbre, se les identifica por su símbolo tradicional: ángel, san Matéo; León, san Marcos; buey, san Lucas; águila, San Juan.
• Al lado este las virtudes
• Al centro las tres teologías: Fe, Caridad y Esperanza a los extremos cardinales: Fortaleza, Prudencia, Justicia y Templanza.
• En el muro oriente se encuentra representados los dones del Espíritu Santo.